La pirotecnia puede afectar seriamente a nuestras mascotas. Celebremos con responsabilidad y protejamos su tranquilidad.

¿Tan solo una fiesta?

La Tierra da un giro, entonces cierras el año. Un champán te espera al lado de la nostalgia y las manos amigas alzan sus copas para brindar. Así cantas y bailas en la noche. El ocaso de diciembre se siente cuando despiertas en enero. Por fin sabes que ha nacido un Nuevo Año.

Las celebraciones que nos parecen tan nuestras nunca nos han pertenecido. Ya los griegos celebraban en diciembre las “Dionisias”, fiestas en honor a Dionisio, el dios del vino. En Roma, las “Saturnalias” eran las fiestas realizadas para la temporada de invierno. Y sin irnos tan lejos, no es un secreto que en diciembre (en el diciembre del siglo XXI) los recuerdos vuelven con una ligera facilidad a nuestras cabezas cuando escuchamos aquellas canciones típicas de nuestros países. Luego viene la emoción hasta lanzarnos al festejo.


Nos olvidamos de alguien

Estas tradiciones tan bellas de siglos y siglos nos han puesto en el centro como sus protagonistas. Es natural. Por alguna razón, siempre nos hemos sentido superiores al resto de la naturaleza. Somos la humanidad y ansiamos un descanso entre diciembre y enero. Por lo tanto, en estos meses se dispara la felicidad… y la pólvora.

El cielo estrellado se queda atrás cuando cientos de lucecitas explotan y retumban por largas horas. Nos reímos en los carnavales con nuestros familiares y amigos… Y al final nos olvidamos de nuestros compañeros más fieles.

Porque la juerga, la danza y la fiesta son costumbres heredadas de nuestros antiguos. De ahí su importancia. Nos han acompañado en la marcación del tiempo, la catarsis de todas las emociones experimentadas en un año y, desde luego, han sido nuestra señal de pausa en un mundo de difíciles jornadas. Sin embargo, nos hemos olvidado de nuestros más fieles acompañantes. Esos que, con tan solo batir la cola, nos cambian el semblante de pe a pa.

Estas criaturas también son las que hemos hecho sufrir sin ni siquiera notarlo.

Una disculpa

Les debemos una disculpa. La pólvora se inventó hace un poco más de diez siglos, mucho tiempo después de las “Saturnalias” romanas, o las “Dionisias” griegas. No hay excusa. Antes de aquellos sonidos ensordecedores, fuimos capaces de celebrar a lo grande únicamente con música y danza. Los estudiosos sostienen que el primer perro fue domesticado en el Paleolítico, es decir, hace más de 30.000 años. Lo que prueba que, antes de la pirotecnia y el ruido excesivo, fuimos amigos íntimos de nuestros peluditos: otra herencia, por cierto, histórica.

Y es que, nos encanta la compañía; o más bien, necesitamos de ella. El ser humano es un animal social. Su convivencia va más allá de sus vínculos familiares. Las mascotas y el contacto con la naturaleza son un recuerdo sobre nuestra condición en el mundo. No estamos solos, y, todavía siendo así, hemos reemplazado el bienestar de nuestros compañeros de cuatro patas por un espectáculo que atenta contra su calidad de vida.

Un asunto de salud muy serio

La mayoría de centros veterinarios y salud animal convienen en lo nocivas que pueden resultar las actividades pirotécnicas para nuestras mascotas. De seguro ya habrás escuchado la historia de un conocido que perdió a su perro en un día de carnavales. O, en lugar de escapar de las luces deslumbrantes y el doloroso ruido, te enteraste de una mascota que empezó a llorar desconsolada sin entender realmente por qué sus orejitas dolían tanto.

Nuestra capacidad de inventar momentos que trascienden en una fracción de tiempo (como Halloween, el Año Viejo o los Carnavales) es comparable a la capacidad auditiva de muchos peludos. El rango de su oído duplica al del humano, lo que los hace más sensibles a cualquier sonido. 

Espero que lo estés entendiendo… los fuegos artificiales de verdad queman sus tímpanos.


No dejemos de celebrar con ellos

Sigamos celebrando. No nos olvidemos de esta riqueza cultural que tenemos como sociedad; pero tampoco les hagamos la vista gorda a nuestras queridas mascotas. Como tutores deseamos lo mejor para ellas. De hecho, puede ser que esta información sea nueva para ti. Y de ser así, Klean-Vet no podría estar menos que orgulloso de ser el medio por el cual estás aprendiendo sobre cuidado animal. Así que siéntete felizmente acompañado: un equipo experto de médicos veterinarios ha diseñado nuevas alternativas para combatir esta problemática animal.

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Nuestro amor por la tecnología veterinaria y el bienestar animal nos impulsó a diseñar el tratamiento número 1 de la fitomedicina colombiana. Su preparación farmacéutica y constitución natural lo convirtieron en un tratamiento seguro y efectivo para reducir los niveles de estrés en tu mascota al interactuar con su sistema nervioso. La ansiedad, el dolor e incluso el cáncer han sido condiciones que hemos tratado en los últimos años. Nuestros testimonios han cantado victoria… o mejor, han ladrado victoria.

Los fuegos artificiales y la pólvora son los enemigos principales de los peluditos ansiosos: gimen, rompen cosas y buscan huir hacia un lugar seguro y tranquilo. Con Klean-Vet, la paz vuelve para tu mascota, y tú, como cuidador, te sientes aliviado.

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